De los dos agapornis que tengo, uno de ellos, el más mayor, es el que no se deja acariciar y siempre que lo intento me pica. Hoy hasta me ha hecho sangre y es algo frustante que se porte así cuando lo he criado a papilla yo. El otro agapornis es más tranquilo y se porta mejor aunque a veces hace lo mismo que su hermano.
¿Qué hacer en esos casos? Pues un poco de psicología. Si vemos que nos pica debemos cogerlo fuertemente (sin ahogarlo) y tumbarlo sobre nosotros. Ha de relajarse completamente (como a los perros) para hacerle entender que lo que hace está mal y que debe corregirse él mismo. El tiempo que lo mantendremos así dependerá del pájaro, él será quien nos lo diga cuando veamos que ya no se mueve ni hace intentos de querer escapar.
Cuando veamos eso entonces debemos soltarlo, lentamente, para que sepa que nosotros controlamos y no son ellos los que controlan. Yo lo he hecho hoy por primera vez y ha sido una experiencia increible porque he notado como el otro agapornis estaba a su lado sin agobiarnos ni a él ni a mi, como queriendo explicarle que lo que ha hecho está mal. Y ahora, aunque sólo lo he hecho una vez, ya no es tan agresivo, se deja tocar algo más.
