Los gatos sabes que son animales que pueden ser más solitarios y más autónomos que otras mascotas que dependen más de uno o que buscan la compañía de otro para no sentirse solos.
Quizás sea por eso que, a menudo, cuando tenemos un gato por mascota, al introducir otro animal, puede ocurrir varias cosas: primero, que no pase nada y el gato no hay ni caso de ese nuevo miembro de la familia con lo que el asunto está arreglado.
Segundo, que sí que le haga caso y que lo vea como una amenaza para su territorio con lo cual tenderá a atacarle y acabará matándolo si los dejamos solos, aunque no sea su animal de presa (ratones, pájaros, etc.). En la mayoría de los casos lo que hace es arañarlo, bufarle, etc. hasta que aprenden a alejarse de él o ella pero, por ejemplo, los perros, tienden a encararse y uno de los dos puede salir mal parado.
Tercero, no suele ocurrir a menudo pero también puede pasar, que, tu gato o gata acoja a ese nuevo miembro como si fuera hijo suyo y lo quiera y eduque igual que nosotros hicimos con ella de tal modo que se crea un vínculo especial entre dos especies que pueden no llevarse bien de antemano.
Por supuesto, esto es como una lotería, nunca sabes lo que va a ocurrir pero siempre que lleves una mascota nueva a casa ten en cuenta los posibles problemas que pueden surgir y, en caso de que la convivencia no se pueda dar, piensa en quién podría hacerse cargo de una de las mascotas.
